Parece mentira pero así es. Otro equipo argentino que debe vérselas con la más díficil en estos Juegos. Aunque el caso de los chicos del voley fue diferente. Hicieron una fase de grupos de ensueño. Arrancaron redondos ante un Irán que los venía complicando, le propinaron una paliza a Rusia (la segunda del año, la tercera en la historia), cayeron frente a Polonia (también uno de esos huesos duros para Argentina) pero no dejaron dudas ante Cuba y Egipto y con ello quedaron primeros en la zona. Todo un logro acompañado de un buen juego que ilusionaba.

Pero estas cosas de los cruces pusieron en el 4to lugar del otro grupo nada más y nada menos que Brasil, en Brasil. Sí, cualquier otro rival también hubiese sido difícil (salvo tal vez Canadá). Sí, para llegar a las medallas hay que ganarle a los mejores. Sí, si Brasil clasificó en el último juego (ante Francia a todo o nada) no debe estar jugando su mejor voley. Sí, pero es Brasil, y es en Brasil. Eso siempre tiene otro condimento y por eso los cuartos de final ponían al peor de todos adelante.

Y bueno, había que jugarlo. Como en el Panamericano ganado en Toronto. Como en aquellos Juegos Olímpicos inolvidables. Fue palo y palo, con un Maracanazinho colmado y con mucho nerviosismo. Porque los locales venían de la eliminación del equipo femenino y de estar al borde en el masculino de quedarse afuera de sus Juegos. Argentina con la presión del clásico y de la instancia.

Un parejo primer set se declinó para Brasil sobre el final por algunos errores finos. Luego la reacción de los de Velasco llevandose el segundo con contundencia. El tercer capítulo arrancó mal para Argentina y esa diferencia primó hasta el final, cuando liderados por un Wallace imparable los subcampeones olímpicos se pusieron 2-1. Otra vez a remar y Argentina siguió jugando un partidazo, reponiéndose de una desventaja y llegando al cierre parejo para forzar el tiebreak. Pero el local cerró mejor y en un final con mucho de nervios en ambos lados, De Cecco arriesgó, Brasil defendió y pudo llevarse el partido.

Desazón porque esta vez se jugó un gran torneo, un partidazo ante el local en su cancha y se estuvo a poco del triunfo. Hoy aquellos rivales que antes estaban lejos ya miran a Argentina con otros ojos. Se va del torneo un equipo de voley que supo jugar, que dejó todo y que le tocó vérselas con un local necesitado y que debió luchar para quebrar el encuentro. Vendrán nuevos desafíos para un equipo que sigue creciendo codeandose con los más poderosos del mundo.

Así sigue el torneo de voley masculino en Río

Foto: FIVB