Foto: JuegaArgentina
Sin saludar, sin hablar, sin respeto a la gente
FÚTBOL
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HOMBRES
Martes
15 de noviembre de 2016

Los jugadores del plantel argentino, representados por Lionel Messi, anunciaron que no hablarán más con la prensa. Se alejan aun más de sus incondicionales seguidores.

Si bien el fútbol se habla en la cancha, a veces todo lo que rodea repercute y mucho en el resultado final. Que lo diga Lionel Messi, la figura futbolística de Argentina y también el mayor ícono de este deporte a nivel mundial.

¿Cómo explicar la pasión que despierta el astro mundial y la presencia de la selección, donde sea que vayan? Los 20 mil argentinos que se llegaron hasta San Juan dan muestra de una fe inclaudicable. Desde varias provincias, y desde la propia San Juan, el simple hecho de que Argentina juegue por los puntos motiva el sacrificio para poder verlos, aunque sea un ratito, de cerca.

Cientos de chicos con el nombre Messi en la espalda. Los propios colombianos, que llegaron en buen número, atentos a cada movimiento del "10" en su entrada en calor. La ovación de todo un estadio ante la salida del jugador al terreno de juego. El coro repitiendo su nombre al unísino, aun antes del tiro libre y las dos asistencias. El hecho innegable de que, pese al mal andar y rendimiento del equipo, el interior del país celebre con una fiesta el partido de fútbol. Las camisetas de ambos equipos presentes desde temprano en las calles sanjuaninas, los fuegos artificiales, la alegría de ver lo que siempre se veía de tan lejos.

Toda aquella discusión sin sentido en torno a dichos, opiniones emocionales y críticas markettineras no llenó el estadio anoche, y sí lo hizo la ilusión de vivir cerca del equipo nacional. Incluso para los colombianos que viven en el país, o cerca de San Juan. Aquel palabreríos que llena horas de televisión y páginas de diarios sobre si canta o no el himno, si tal es amigo de tal, o si en un club una cosa y acá otra, no llevó a los miles de hinchas a festejar el 3-0.

Hinchas argentinos

Por eso, cuando los 26 jugadores del plantel decidieron entrar todos juntos a la concurrida sala de conferencia, reinaba la perpejlidad. Sabido es que en estos últimos años han llovida críticas despiadadas y acusaciones infundadas. Ellos, como miembros de la trama mediática que envuelve al fútbol, deberían saber moverse en ese clima. Cierto es que tantas mentiras repetidas duelan, pero también es inexplicable la forma en que estos jugadores le niegan un simple saludo, una sonrisa, un mínimo autógrafo a sus seguidores.

Es la gente la que permite que ellos ganen mucho más que tantos trabajadores. Son los que llenan los estadios y compran los productos con su nombre. Son ellos los que se acercan a un hotel o acompañan al colectivo que los traslada, esperando ver a su ídolo de cerca.

Ahora, por una decisión que no solucionará nada, los jugadores han decidido no dirigirse más a la prensa. Ya no se dirigían a la gente, ahora tampoco a los medios que, aunque haya interesados, acercan los jugadores al público. Lionel Messi asumió el liderazgo que ostenta fuera y dentro de la cancha, y ante la mirada atónita de medios nacionales y extranjeros, arguyó que están cansados. Que ésta es la única salida. Ahora creen ser reyes del mundo, herméticos cuales emperadores. Como si su silencio nos hiciera a todos preocuparnos por lo que dejan de decir.

Sólo se hacen daño a sí mismos. La gente no dejará de ilusionarse con las andanzas de este equipo de fútbol, pero negarle la única vía de contacto con quienes no tienen la posibilidad de verlos jugar en Europa, es lejos la decisión más ridícula y egocéntrica posible.

Una pena, frente a un grupo que ante situaciones complicadas siempre se lo vio unido y humilde frente a los desafíos deportivos. Un grupo de personas muy querido por todos sus logros individuales y por ilusionarnos con nuestros colores por el mundo. Esperamos se den cuenta que esto sólo genera malestar. El mismo con el que, junto a las risas, los despidió de la conferencia de prensa en San Juan. Tal vez perderan un poco de voz aquellos que se afanan por verse amigos cercanos para ganar popularidad, pero más perderan ellos al alejarse de los miles que anoche viajaron hasta San Juan a verlos jugar. Los chicos quieren ver a Messi y compañía, y no dejarlos es una decisión ridícula.

Por: Marcos Bernaola
(enviado especial)